Quien se va entregando a los colores de la vida,
acepta los tonos grises de un cielo más nublado
que espera impaciente el ocaso azulado,
una vez lanzada su lluvia aguerrida.
Colores primarios en un paisaje verde,
contrastan alegres al baile furtivo
y entonan la música del ritmo efusivo,
donde nada es casual y todo sucede.
Las nubes se mueven al compás del sonido
de flores que cantan su nueva canción,
con letras que carecen de estricta razón
y resuenan felices al amplio sentido.
Que dulce es la vida cuando fluye la historia
y se enlazan colores con extraña armonía,
soltando al aire la mente que guía
para vibrar consciente con frescura y euforia.